El monitoreo preciso de cultivos alcanza nuevas alturas

El monitoreo preciso de cultivos alcanza nuevas alturas

No es un pájaro, no es un avión, no es Superman… es un ¡dron! Esta exclamación se va poniendo de moda en el CIAT gracias a las investigaciones que actualmente incluyen el uso de estos vehículos aéreos no tripulados, equipados con cámaras e instrumentos de alta tecnología que permiten la realización de mapeos entre otras cosas.

Los drones han fortalecido la investigación de diversas áreas del CIAT pues permiten la obtención de información en tiempo real que puede ser utilizada en un sinfín de aplicaciones. Así, estos equipos tecnológicos se han convertido en herramientas científicas indispensables que optimizan esfuerzos y recursos financieros.

De igual manera, mediante esta tecnología es posible hacer levantamientos más precisos en fincas de grandes y pequeñas extensiones, captar imágenes georeferenciadas, programar recorridos para el monitoreo y recolección de datos, establecer modelos digitales de terrenos para la aplicación de sistemas de información geográfica e informar sobre las diferentes tendencias en el desarrollo de cultivos, entre otras.

Adicionalmente, estos artefactos voladores están equipados con distintos tipos de cámaras fotográficas, filmadoras e incluso sensores multiespectrales especializados. Lo que es un acierto para la realización de mapeos, interpretación de áreas más extensas, monitoreo de bosques, seguimiento de cultivos a partir de imágenes multiespectrales que permite localización de malezas, estimación de rendimientos, previsión de daños climáticos (heladas, granizo, viento) e algunas aplicaciones más.

Por ejemplo, los equipos del  Área de Investigación en Análisis de Políticas (DAPA por sus siglas en inglés) son dos drones: un Phantom 3, pequeño propulsado por hélices, que alcanza hasta 100 metros de altura, de fácil uso y con capacidad de mapear y tomar datos en áreas pequeñas. Y un Cumulus One, más parecido a un avión, que puede alcanzar alturas hasta de 1 km. y recorrer con exactitud más de mil hectáreas en menos de una hora. Su tiempo de vuelo supera las dos horas y mapea grandes áreas.

 

“Ahora se realiza la tradicional recorrida a pie por lote para mapear y evaluar los usos de la tierra dentro de la finca, con la llegada de estos drones se podrá hacer virtualmente desde el aire. Los datos generados permitirán realizar análisis más específicos del paisaje identificando por ejemplo áreas degradadas que requieran la implementación de sistemas sostenibles y/o áreas de bosques fragmentados con los que sea posible establecer corredores biológicos como una estrategia de recuperación de estos  paisajes”.

Karolina Argote

Investigadora de Paisajes Sostenibles para la Amazonia.CIAT

 
 

“De las imágenes que arroja el dron se puede inferir la fecha de siembra, cosecha, el estado del cultivo si se hace riego oportunamente y levantar esa información de forma exacta y sin incomodar al agricultor que no acostumbra a reportar información por escrito”.

Sylvain Delerce

Investigador de Big Bata y Agricultura Específica por Sitio (AEPS).CIAT

Así que, la próxima vez que viendo al cielo se encuentre con un dron, ¡sonría! No por la foto que le vaya a tomar este aparato, sino por la certeza de saber que ese objeto volador puede llevar información valiosa con la que los investigadores del CIAT mejorarán la toma de decisiones de muchos agricultores.

 
 
 

“Aunque el CIAT tiene amplia experiencia en el uso de imágenes y sensores ópticos, con el uso de drones nace una nueva oportunidad para la investigación científica y para la obtención de resultados”.

Louis Reymondin

Investigador del proyecto Terra-I.CIAT