35 años de compartir experiencias en el CIAT

35 años de compartir experiencias en el CIAT

¡El conocimiento viene, la sabiduría se queda! y sí que tenía razón el poeta inglés Alfred Tennyson (1809-1892) al citar esta frase porque cada persona deja un legado de enseñanzas que son compartidas y replicadas al paso de las generaciones.

Arturo Franco, Fernando Arango y Gonzalo Borrero son tres profesionales que cumplieron 35 años de labores en el CIAT, aportando al intercambio de conocimientos con otros – ya sean de áreas administrativas o de investigación – y a la construcción de una memoria institucional que aporta al desarrollo de los colaboradores y de la organización. Luego de un merecido reconocimiento por su trigésimo quinto aniversario, compartieron algunas ideas sobre su paso por este Centro Internacional que se volvió su casa…

Oportunidades para el crecimiento

Fernando Arango, analista de sistemas de información, es una de las personas que se ha visto beneficiada por las oportunidades que el Centro le ha brindado y expresó lo orgulloso que se siente por haberse formado académicamente y ascender. Comenzó trabajando en la entrada principal del CIAT cambiando el alquitrán, luego pasó a realizar oficios en la cocina  y posteriormente a manejar una mesa de control. “Muchas personas nos sentimos privilegiados y trabajar con lo que hemos estudiado nos hace sentir como pez en el agua”.

Arturo Franco, coordinador de sistemas científicos, por su parte dijo “aunque a mi generación le enseñaron que había que buscar estabilidad laborar, desarrollo profesional y tener una casa propia antes que todo, nunca dejamos de soñar y de creer que podíamos sumarnos al sueño de que la gente no tuviera hambre, lo que es la misión del CIAT. Estamos seguros que aportamos a ello”.

Además, Franco agregó que “trabajar con el apoyo y el punto de vista de distintas generaciones es una ventaja que fortalece el conocimiento, pues he tenido entre 50 y 100 estudiantes de práctica en los distintos programas y todos piensan diferentes lo que se convierte en riqueza para la institución y una oportunidad para crecer. El CIAT es una escuela y de las mejores.

Esta idea la reafirmó Fernando, quien ha tenido un proceso de formación continuo en el Centro pues manifestó que desde sus 15 años ha pasado por todas las áreas adquiriendo aprendizajes que le han permitido formarse como bachiller, profesional y realizar una carrera en la institución. “Me faltan nueve años para jubilarme, hago soporte de aplicaciones de sistemas de información en la mesa de ayuda y aquí he aprendido mucho porque me han dado oportunidades”.

Sin embargo, no todo ha sido color de rosa. Arturo Franco contó que aunque en los inicios de la organización se vivió una época “de vacas gordas”, el CIAT atravesó diferentes etapas con altibajos hasta llegar al punto donde los recursos para financiar proyectos de investigación se vieron limitados. Esto, por supuesto, generó dificultades que debieron ser sorteadas con ingenio y esfuerzo conjunto.

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Trabajo en equipo y reconocimientos, factores clave

Gonzalo Borrero, coordinador del laboratorio de nutrición y fisiología de plantas, cree que uno de los pilares de la institución es el buen manejo de las relaciones interpersonales. “Durante años se ha mantenido una sinergia que ha permitido crecer en el aspecto profesional y  en el fortalecimiento de conocimientos para la consecución de los objetivos del CIAT”.

“Desde que ingresé al Centro, he compartido conocimientos e interactuado con muchas personas y en especial en las áreas de patología de arroz, sanidad de semillas, servicios analíticos, química de suelos, y actualmente con nutrición y fisiología de plantas del proyecto de forrajes. Tenemos que realizar una labor acorde con nuestra formación y que además nos brinda espacios para demostrar capacidades de manera integral”, agrega Borrero.

Acorde con lo anterior, los tres funcionarios que cumplieron tres décadas y media en el CIAT valoraron el reconocimiento como política de la organización. “Los reconocimientos a los 5, 10, 15, 20, 25, 30 y 35 años de servicio son momentos importantes para la vida del trabajador y sus familias, lo que ayuda a mantener satisfechos a los colaboradores”, concluyó Arturo Franco.

El CIAT celebrará su aniversario 50 el próximo año y con esto seguramente se mantendrá la tradición de aplaudir de pie a aquellos que durante tanto tiempo han brindado lo mejor de sí para fortalecer una ciencia para cultivar el cambio.