“Chucho” Cuéllar, un líder que el CIAT nunca olvidará

“Chucho” Cuéllar, un líder que el CIAT nunca olvidará

El pasado 5 de abril la comunidad del CIAT recibió un duro golpe. A escasos dos meses del reencuentro para celebrar 50 años de historia falleció Jesús Antonio Cuéllar Pérez, prominente figura en la evolución del CIAT y en su consolidación como una organización líder en su campo en Colombia y en el mundo.

El Dr. Chucho Cuéllar, como lo llamaban cariñosamente, nació en Cali el 3 de marzo de 1936. Después de graduarse como bachiller del colegio Santa Librada, inició sus estudios de ingeniería electromecánica en la Universidad del Valle. Posteriormente, realizó un magister en administración industrial en París, Francia, y estudios en administración en Turín, Italia, y en formación de asesores para la pequeña y la mediana industria en Bruselas, Bélgica.

De esos años de juventud, su colega y amigo Carlos Arturo Flor, investigador en suelos, recuerda que “el colegio de Santa Librada solo otorgaba una medalla llamada ‘medalla de oro General Santander’ y se le concedía al mejor bachiller que hubiese adelantado todos sus estudios en el Colegio y que no hubiera perdido ni una sola materia, ni siquiera en un trimestre. Chucho fue el mejor bachiller pero perdió la medalla porque, en el primer trimestre de segundo de bachillerato, perdió botánica. Esa fue una de sus frustraciones y lo llevó a odiar la botánica. Yo le mamaba gallo por eso”.

La sólida formación académica del Dr. Cuéllar le permitió construir una trayectoria profesional magnífica habiendo trabajado en instituciones como el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje de Colombia), la FES (Fundación para la Educación Superior), la Universidad del Valle y, finalmente, el CIAT, donde alcanzó el pináculo de su carrera. “Chucho resolvía cualquier problema, de cualquier naturaleza. Era multifuncional. Gracias a su gestión, el CIAT consolidó sus relaciones con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia y con socios importantes como la Fundación Rockefeller”, recuerda Julio César Toro, exfuncionario del CIAT que compartió labores con él en los primeros años.

Ese vínculo de Chucho Cuéllar con el CIAT comenzó en 1970 cuando fue comisionado por la FES para brindar soporte en aspectos financieros y de pagaduría a los trabajadores del naciente centro de investigación. El personal de esa época recuerda que él iba los sábados a caballo a pagarles a los trabajadores por sus tareas de tumbar monte y abrir trochas para adecuar los terrenos donde iba a ser la sede del CIAT.

En 1972, luego de elaborar un informe para establecer una unidad de personal en el CIAT, el Dr. Ulysses J. Grant –primer director general  ­̶  le ofreció el cargo como Jefe de Relaciones Humanas. El ingeniero y administrador aceptó y le fue asignado el carné número 06003. Estaba próximo a cumplir 36 años y lejos estaba de imaginarse que en los siguientes 35 años, 8 meses y 29 días estaría ligado a esa institución de la que se ufanó siempre: el Centro Internacional de Agricultura Tropical.

Sin excepción, quienes compartieron su trayectoria en el Centro coinciden en afirmar que siempre defendió los intereses de la organización sin afectar al personal. Su calidez como persona y su entusiasmo para apoyar los proyectos de investigación lo convirtieron en un referente para todos los equipos de trabajo y siempre estuvo dispuesto a escuchar a todos, sin importar jerarquía o rol dentro de la institución. “Fue una excelente persona e interlocutor con los asistentes y asociados de la época”, expresó Benjamín Pineda, quien trabajó muchos años en Patología de Yuca, Virología y Sanidad de Germoplasma.

“Fue un caballero, un visionario, un alma caritativa”, agregó Julio César Toro. Este y otros testimonios dan fe del interés del Dr. Chucho Cuéllar por velar siempre por la calidad de vida de los funcionarios del CIAT, tanto así que le dio un impulso vital al Fondo de Bienestar Social, del que se ufanó siempre y que se convirtió en un modelo para imitar por otras empresas en Colombia. De igual manera, fue un animador entusiasta en la creación del Fondo de Empleados del CIAT – CRECIAT – y apoyó con esmero sus iniciativas.

Además de deportista (especialmente en natación, waterpolo y golf), de coleccionista de billetes raros y de lector voraz, muchos recuerdan al Dr. Chucho como un líder estricto pero no represivo. En él se combinaba un humor mordaz y un sentimentalismo a flor de piel, como lo demostró en el acto especial de despedida que le organizó el CIAT en julio de 2007. La asistencia masiva y las muchas y variadas demostraciones de cariño y admiración lo conmovieron hasta las lágrimas. Ahora, toda la comunidad del CIAT vuelve a despedirlo y lo hace con inmensa tristeza ante la pérdida de un gran líder.

Para su esposa Amparo Barona de Cuéllar, sus hijos Margarita y Antonio, y todos los familiares y amigos van las voces de condolencia del CIAT y un abrazo solidario en este momento de dolor.

Descanse en paz Dr. Chucho Cuéllar. Su legado seguirá vigente.

* Agradecimientos especiales a la comunidad de exfuncionarios del CIAT por sus aportes a esta semblanza y a Eduardo Figueroa por su edición.