El rol del CIAT para lograr una alimentación saludable y una producción sostenible

El rol del CIAT para lograr una alimentación saludable y una producción sostenible

Luego de dos años de trabajo, 37 científicos de 16 países y de diferentes disciplinas incluida la salud, la agricultura, las ciencias políticas y sostenibilidad ambiental, fueron contundentes en señalar que “Si no pasamos a la acción, el mundo corre el riesgo de no cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París, y los niños de hoy en día heredarán un planeta que ha sido severamente degradado y donde una buena parte de la población sufrirá cada vez más de desnutrición y enfermedades prevenibles”.

Se trata del informe EAT Lancet sobre Alimentos, Planeta y Salud que fue publicado en la revista médica The Lancet el pasado 16 de enero y presentado oficialmente en 5 ciudades: Londres, Oslo, Yakarta, Melbourne, Nueva York (en la sede de la ONU), Adís Abeba y recientemente en Bogotá. Ofrece una serie de recomendaciones para lograr una alimentación saludable, disminuir la pérdida y desperdicio de alimentos y mejorar las prácticas en la producción de alimentos que hoy en día constituye el mayor impulsor de la degradación medioambiental.

 

Fabrice de Clerck, coautor del Informe y Director de Ciencias de EAT Foundation, fue el encargado de destacar los hallazgos más relevantes del reporte en un evento que contó con la participación de actores públicos y privados de alto nivel y del sector académico y científico.

Hablamos con Marcela Quintero, directora del Área de Investigación en Agroecosistemas y Paisajes Sostenibles del CIAT, quien participó en el panel de expertos en el evento oficial, y nos contó sus impresiones sobre el reporte EAT Lancet y el papel del CIAT para lograr una alimentación saludable y una producción sostenible.

¿Qué considera qué es lo más importante del reporte EAT Lancet?

Lo más importante es la evidencia científica de por qué es importante cambiar una dieta, no solo por su relación con la salud, sino por su impacto ambiental. Existe evidencia científica de cómo las diferentes dietas contribuyen a la producción de gases de efecto invernadero, a la contaminación y cómo cambiando la dieta podemos disminuir los impactos ambientales.

Esto ya no es un discurso, son hechos reales y contamos con evidencias científicas.

El informe no solo se centra en el cambio de dietas, sino en los cambios de producir esos alimentos para lograr sostenibilidad ambiental…

Es indiscutible que se requieren dietas más saludables para obtener beneficios para la salud. Sin embargo, dietas más saludables por sí solas no podrán asegurar la sostenibilidad de nuestro sistema alimentario. Por ejemplo, si todos consumiéramos más vegetales, no necesariamente aseguraríamos que la producción de estos se hubiera dado dentro de parámetros de sostenibilidad ambiental, y, por lo tanto, no podríamos asegurar que tenemos sistemas alimentarios más sostenibles. De hecho, en regiones con mayor consumo de vegetales como Asia no necesariamente tienen menos problemas de degradación ambiental asociada a su sistema de producción de alimentos.

Por lo tanto, cambiar la dieta tiene efectos benéficos para la salud, pero no automáticamente para el ambiente. Y esto precisamente trata de enfatizar el informe EAT Lancet sobre dietas saludables a partir de sistemas alimentarios sostenibles.

¿Cuáles son las estrategias que plantea el reporte EAT Lancet y su relación con la producción de alimentos?

El informe plantea estrategias enfocadas a dietas para una alimentación más saludable y otras formas de producción más sostenibles. En estas últimas, se hace énfasis en disminuir el uso excesivo de fertilizantes del agua y plantea la necesidad de aumentar la producción de alimentos, pero sin expandir la frontera agrícola en ecosistemas conservados o a restaurar. Sin embargo, a esto habría que agregarle que las estrategias, desde el punto de vista de producción de alimentos, no solo deben enfocarse en disminuir impactos ambientales, sino también en evitar que se pierda la base natural indispensable para la producción de alimentos.

Esto quiere decir que no es solo usar menos agua, contaminar menos y afectar menos a la biodiversidad, sino proteger la salud de los suelos, las fuentes hídricas, evitar la erosión y asegurar los polinizadores (elementos indispensables para la producción de alimentos), para que la producción de alimentos sea viable y, por lo tanto, sostenible en el tiempo.

Usted hace referencia a conservar la base natural para asegurar la producción de alimentos.  ¿Qué puede pasar si no se conservan y usan sosteniblemente los recursos naturales que sustentan la producción de alimentos?

De no conservar la base natural sobre la cual se da la producción actual de alimentos, será inevitable la expansión de la agricultura a zonas naturales. Por lo tanto, si la producción de alimentos no se realiza con bajos impactos ambientales y asegurando la base natural que sostiene esta producción (suelos, polinizadores, agua, etc.), no habrá ni siquiera como proveer una dieta saludable.

En el vínculo entre consumo saludable y producción sostenible entran en juego los tomadores de decisiones. ¿Cuál es el papel del Estado?

Fortalecer este vínculo entre consumo saludable y producción sostenible de alimentos es lo que debemos priorizar, y para esto, se requieren políticas de estado que incorporen esta visión desde el sector ambiental, agrícola y de salud. Asimismo, se requiere reconocer que la agricultura vincula lo ambiental y la salud humana y aunque este vínculo se hace explícito en el reporte EAT Lancet, en términos de gestión estos tres sectores aún deben articularse más.

¿Qué vacíos de investigación quedan sin resolver en el reporte EAT Lancet?

Este reporte se centra en dos elementos del sistema alimentario mundial: el consumo final (dietas saludables) y la producción (producción sostenible de alimentos). Sin embargo, entre la producción y el consumo, también hay factores que contribuyen a la insostenibilidad ambiental. Por ejemplo, qué tan lejos está el consumidor del productor. Aún, desde el punto de vista científico, debemos avanzar más en estudiar cuáles deben ser los límites de un sistema alimentario en el contexto de la globalización con el fin de optimizar indicadores de sostenibilidad ambiental.

El desafío es grande…

Así como se ha avanzado para que los países tengan esfuerzos coordinados y vinculantes para reducir las emisiones de GEI, se requiere el mismo, o incluso, mayor nivel de coordinación y compromiso para lograr sistemas alimentarios más sostenibles, desde la producción hasta el consumo. Esto requerirá cambios de comportamientos drásticos, tanto del consumidor a la hora de tomar decisiones sobre su alimentación, como del productor en la forma cómo se producen los alimentos. Esto representa un desafío grande pues los incentivos, el marketing y las comunicaciones en torno al consumo aún no apuntalan hacia un consumo responsable, y por otro lado, los productores están sin el acompañamiento y servicios necesarios para producir más sosteniblemente.

¿Cuál es el rol del CIAT para lograr que haya sinergia entre una alimentación saludable y una producción sostenible?

El papel del CIAT está principalmente en el tema de producción y en su articulación con el consumidor y los incentivos, políticas y factores necesarios para los cambios en comportamiento que se requieren. El informe EAT Lancet llama la atención de un cambio en las dietas, pero también un cambio en la forma como producimos. El CIAT juega un papel clave para ofrecer alternativas para producir dietas más saludables, pero cuidando al mismo tiempo el capital natural del cual depende la producción sostenible. Asimismo, proporcionando la evidencia científica sobre los impactos socioeconómicos y ambientales de esas alternativas para saber qué tanto se progresa en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. En el tema de salud, el CIAT deberá fortalecer sus alianzas con organizaciones científicas y formuladores de políticas en el sector salud.

El evento de socialización del informe EAT Lancet se realizó en el marco de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo FOLU – Colombia en conjunto con el Instituto Alexander von Humboldt, el CIAT, el  Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), Bioversity Internationalla Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana y la Embajada de Noruega en Colombia.