Haciendo lo extraordinario cotidiano

Haciendo lo extraordinario cotidiano

José Francisco Ortega, “Orte” o “Pacho” como algunas personas lo llaman de cariño, completó un ciclo que empezó hace 33 años: su vida laboral en el CIAT. Antes de irse a disfrutar de su jubilación, Orte recordó una vez más cómo la invitación de un amigo a cosechar arroz en el CIAT, terminó en su vinculación como trabajador temporal y, más adelante, en su contratación en el Programa de Arroz.

Tras su paso por Operaciones de Campo, Cultivo de Anteras, Agronomía, Fisiología y otras áreas de investigación, en 2001 se unió al equipo de trabajadores que, entre campos, laboratorios e invernaderos, hacen posible al Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego (FLAR).

Junto con Fabián Mina e Isled Yomar Hernández, Orte hizo equipo en los últimos años.


Mucho más que sentido común

En 2001 el FLAR estableció un programa específico de mejoramiento genético de arroz para la zona templada, es decir para los miembros de Argentina, Sur de Brasil, Chile y Uruguay, en donde las bajas temperaturas afectan en forma negativa al cultivo del arroz. Desde entonces, la doctora Maribel Cruz se encargó de liderar las actividades de investigación de este naciente programa que tomó como base metodologías desarrolladas a finales de los 80 por el doctor Edward Pulver, quien se apoyaba en José Francisco Ortega para las actividades de campo e invernadero.

Orte me llegó como un regalo de Dios. Al empezar el programa de tolerancia al frío del arroz en el FLAR, todo lo que me entregaron fue una nevera y aunque requería urgentemente de una persona que me ayudara no me sentía capaz de pedirla porque yo era nueva”, recuerda Maribel Cruz, fitomejoradora del FLAR; sin embargo, para ventura de Maribel, la ayuda llegó. “Cuando lo vi me pregunté si sería fácil interactuar con él, dada mi inexperiencia y juventud. Pensaba ¿cómo le voy a hablar a este señor?, pero Orte se encargó de que esa pregunta se resolviera rápidamente y desde entonces se convirtió en uno de mis mejores trabajadores, con el que hombro a hombro desarrollamos e implementamos todo lo que se hace en el programa”.

El trabajo de Orte ha sido fundamental para el FLAR; su responsabilidad extrema, su disposición para aprender y jamás callar una pregunta, hacen parte de las cualidades que sus jefes destacan y que él se ha encargado de transmitirle a sus compañeros.

Fabián Mina e Isled Hernández, con quienes hacía equipo desde hace diez y dos años respectivamente, serán sin duda quienes más lo echarán de menos. En palabras de Fabián, la mayor enseñanza que le deja Orte es ser paciente, pausado, mantener la calma y pensar muy bien lo que se va a hacer; Isled lo secunda en su apreciación y agrega, “ser cuidadoso, tomarse el tiempo para pensar las cosas y pensar una cosa a la vez”.

La lista de cualidades sigue, pero quizá la que más resalta Maribel es el sentido común del cual Orte hizo su herramienta de trabajo más preciada. “Él a través de su razonamiento, basado en el sentido común, hizo que el diseño experimental y la toma de datos se hicieran con el mínimo error”, asegura Maribel.

Transparencia y compromiso con la institución son las competencias que resalta Eduardo Graterol, director ejecutivo del FLAR, en Orte. “Cuando algo de su trabajo por alguna circunstancia no salía bien, lo sabíamos por él mismo y ofrecía soluciones” y agrega, “Ortega es un ejemplo de lo que es el FLAR: trabajo bien hecho y con cariño, íntegro, humano y solidario. Con Orte lo extraordinario se hizo cotidiano”.

Sus compañeros lo despidieron con un desayuno el pasado viernes 29 de junio, donde además le obsequiaron una silla para descansar.

Sus compañeros lo despidieron con un desayuno el pasado viernes 29 de junio, donde además le obsequiaron una silla para descansar.

A descansar

Orte se preparó para su retiro y de ahora en adelante se dedicará a descansar, a la vida tranquila, en familia, entre el campo y la ciudad, acompañado de su esposa Mercedes, compartiendo con sus hijas Viviana, Claudia y Alexandra, su hijo Luis Miguel y sus cuatro nietos.

Me siento satisfecho. En el FLAR me he sentido cómodo, todos mis compañeros han sido excelentes personas. Me voy, no porque esté aburrido sino porque ya cumplí mi ciclo laboral y ahora quiero manejar mi tiempo”, asegura Orte. “Me voy contento de haber cumplido los objetivos y agradezco todo lo que me brindaron durante estos años”.

Orte le dice adiós al CIAT y al FLAR, pero no a su vínculo con la agricultura. Para sus planes adquirió un terreno campestre que irá adecuando poco a poco y donde, junto con su esposa, sembrarán hortalizas y frutales. ¡Buena cosecha, Orte!

Algunos de los momentos de Orte en el FLAR.

Algunos de los momentos de Orte en el FLAR.