Por qué las ciudades saludables dependen de zonas rurales vibrantes, por Stefan de Haan

“Un nuevo paradigma alimentario está surgiendo en Vietnam, que se enfoca en calidad en vez de cantidad, en diversidad en vez de uniformidad, y en la importancia de la inclusión de los pequeños agricultores”

 

 
 

#CIAThaciadelante
Visiones de la sostenibilidad alimentaria futura

 

Stefan de Haan, Oficial de Gestión de Programas (Vietnam)

 

 

Por qué las ciudades saludables dependen de zonas rurales vibrantes

ODS_3Cuando llegué a Vietnam a principios de 2015, mis primeras conversaciones con el tendero, la señora del banco y el taxista fueron acerca de la comida del país. ¿Qué pensaba de ella? ¿Me gustaba? ¿Cuál era mi plato favorito?

Cuando supieron que yo trabajaba en agricultura, estos intercambios rápidamente se volcaron al tema de la seguridad alimentaria. ¿Cómo sabemos si la comida es saludable? ¿Cómo sabemos si está bien consumirla? Habían oído de agricultores que usaban demasiados pesticidas; ¿podrían confiar en lo que estaban comiendo para nutrirse, en lugar de enfermarlos?

A medida que me establecía en mi nueva vida en Hanói, pronto me di cuenta que otros temas relacionados con el sistema alimentario también eran una preocupación: desperdicio de alimentos, deterioro ambiental y agricultura insostenible eran los temas de discusión a nivel nacional.

Lo que está viviendo Vietnam está pasando a escala regional y mundial: los sistemas alimentarios se están transformando rápidamente, volviéndose cada vez más industrializados y globalizados. Al mismo tiempo, la agricultura de Vietnam se ha ido intensificando, en muchos casos sobrepasando la capacidad de carga natural de la tierra. En conjunto, estos cambios han producido una gama de retos ambientales y para la salud ante los cuales debemos responder ahora.

Estos sistemas alimentarios además son cada día más “anónimos” – en muchos países, la finca familiar se ha vuelto invisible, y el consumidor se ha visto influenciado por un poderoso mercadeo que en el fondo no siempre tiene los mejores intereses. El desplazamiento de dietas tradicionales por alimentos procesados, uniformes, densos en energía se ha relacionado con el aumento de la obesidad y otras enfermedades asociadas con el estilo de vida en todo el mundo. Vietnam y otros países del sureste asiático no son la excepción.

Es a la vez fascinante y preocupante cuán rápidamente y qué tanto de estos nuevos sistemas alimentarios ha afectado las culturas culinarias que en algunos casos han perdurado por siglos.

No obstante, creo que la situación puede cambiar. Un nuevo paradigma alimentario está surgiendo en Vietnam, que se enfoca en calidad en vez de cantidad, en diversidad en vez de uniformidad, y en la importancia de la inclusión de los pequeños agricultores. Es un paradigma que reconoce que las ciudades saludables dependen de zonas rurales vibrantes que producen un amplio rango de alimentos de manera sostenible. Es un paradigma en el que la relación entre las zonas urbanas y rurales es simbiótica, en el que todos se benefician, los agricultores, los habitantes de las ciudades y el medio ambiente.

Pero para llegar allá, debemos superar una serie de obstáculos. Por ejemplo, tendremos que elevar la sensibilidad con algunos sectores de la sociedad acerca de qué constituye una dieta saludable. Esto incluye en particular a las mujeres, que normalmente son tomadoras de decisiones en casa cuando se trata de qué dar de comer a sus familias. Asimismo tendremos que involucrar a los jóvenes – ellos son los que se convertirán en la fuerza impulsora que ayude a transformar los sistemas alimentarios del país, en particular porque son ellos quienes serán los agricultores del futuro.

Otro punto es que los alimentos diversos y saludables con frecuencia son más costosos que los alimentos producidos y procesados a nivel industrial, lo cual implica que solamente los consumidores más pudientes los pueden adquirir.

De todas maneras, creo que pronto estarán al alcance de los consumidores de todos los trasfondos socioeconómicos en Vietnam, no solamente de los pocos afortunados. Su producción y mercadeo será rastreable y amigable con el medio ambiente; el trabajo de organizaciones de investigación, como el CIAT, ayudará a los formuladores de políticas a promover innovaciones claves, desde prácticas agrícolas sensatas a nivel ecológico, hasta redes de distribución de alimentos bajas en carbono, mejores prácticas de almacenamiento para reducir la pérdida de alimentos y mejores “mercados mojados” que ofrezcan alimentos frescos y saludables en las ciudades en rápido crecimiento del país.

Si podemos lograr esto, podría significar que los sistemas alimentarios de Vietnam no solamente serán más diversos y cada vez más saludables, sino que también se convertirán en un espacio en el que los consumidores fijen la agenda. Ellos serán quienes reevalúen todos los elementos únicos de las dietas vietnamitas, incluido el uso de alimentos frescos, producidos de manera sostenible. Esto creará un ambiente que incentive a los productores para sembrar alimentos que los pobladores rurales y urbanos por igual se sientan contentos de consumir y compartir con sus familias.

Significa que las preocupaciones de las personas como mi tendero, la señora del banco y el taxista tendrán una influencia directa y positiva en las zonas rurales y en la salud de la nación.